jueves, 15 de noviembre de 2012

Fantasma en la casa-campo

Érase una vez, una familia que tenía una hija que un día se acostó con una diadema y al día siguiente no la tenía.

La estuvo buscando por todos lados: en la cama no estaba, en la mesa tampoco y decidió arreglarse.

 
Se vistió, se peinó, y cuando se estaba cepillando los dientes, la diadema calló por la ducha y Guilfreda se asustó, se apartó y vio qué era.

¡Tenía el corazón a 100 por hora!

Se lo dijo a su madre cuando vino de llevar a su hermano al instituto y la madre no se  lo creía; pero ella, lo investigó durante mucho tiempo.

Resultó que  al final, era su hermano que fue a su habitación,  le quitó la diadema y se la puso encima de la ducha para que se cayera.

 Se lo dijo a su madre; la madre tomó medidas y le riñó al hermano.

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